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Resumen
Durante años, el método tradicional de producción de contenidos —muy ligado a agencias de marketing, productoras audiovisuales o equipos externos especializados— ha sido la opción más utilizada por las empresas. Se percibe como un modelo seguro: cuenta con profesionales experimentados, procesos consolidados y resultados de calidad. Sin embargo, esa seguridad también suele venir acompañada de […]
Durante años, el método tradicional de producción de contenidos —muy ligado a agencias de marketing, productoras audiovisuales o equipos externos especializados— ha sido la opción más utilizada por las empresas. Se percibe como un modelo seguro: cuenta con profesionales experimentados, procesos consolidados y resultados de calidad. Sin embargo, esa seguridad también suele venir acompañada de costes más altos, tiempos de entrega prolongados y una menor visibilidad sobre el proceso.
En un entorno digital que exige rapidez, escalabilidad y control, las empresas españolas están explorando nuevas formas de trabajar. En este contexto, Storimake surge como una alternativa que mantiene la calidad profesional, pero con un enfoque más ágil, flexible y centralizado.
Este artículo compara el funcionamiento del método tradicional frente a la propuesta de Storimake, analizando tiempos, costes y control, para ayudarte a decidir qué modelo conviene en cada caso.
Cómo funciona el método tradicional de producción de contenidos
El modelo tradicional sigue un proceso bastante lineal: el cliente entrega un brief inicial, se celebran reuniones de ajuste, se planifica la producción, se ejecuta el rodaje o la creación de materiales, y finalmente se entregan los resultados.
Este sistema, que ha funcionado durante décadas, garantiza orden y profesionalidad. No obstante, también tiene limitaciones prácticas. Por ejemplo, los tiempos suelen ser más largos: entre reuniones, revisiones y ajustes, un proyecto sencillo puede tardar semanas en completarse. Si se trata de campañas más complejas, los plazos se amplían aún más.
En cuanto a los costes, además de la producción en sí, se incluyen horas de gestión, coordinación y márgenes de intermediación. Todo esto eleva el presupuesto final, algo que en empresas con una estrategia de contenidos muy activa puede convertirse en una barrera.
Limitaciones del método tradicional
El método tradicional, aunque efectivo, presenta algunos desafíos cuando las empresas necesitan producir más volumen de contenidos en menos tiempo.
En primer lugar, la flexibilidad es limitada. Ajustar plazos, sumar más entregables o reaccionar a tendencias puede ser complicado dentro de un proceso rígido.
La dependencia de terceros también influye. Al concentrar la producción en un proveedor, la empresa pierde autonomía y debe adaptarse a los tiempos y formas de trabajo de otros.
Por último, la visibilidad sobre los procesos no siempre es completa. Es común que las versiones, los presupuestos o las revisiones se gestionen en diferentes canales, lo que genera dispersión y hace más difícil tener un control global del proyecto.
Qué propone Storimake como alternativa
Frente a estas dinámicas, Storimake plantea un modelo de producción adaptado a la velocidad del marketing actual. Su propuesta se basa en tres pilares:
- Entregas rápidas: con procesos optimizados, las piezas pueden estar listas en plazos de 24 a 72 horas.
- Centralización en plataforma: a través del Business Portal, todo se gestiona en un solo espacio digital (briefings, comentarios, entregas, versiones y presupuestos).
- Equipo modular bajo demanda: las empresas acceden a filmmakers, editores, creativos o community managers según el proyecto, sin asumir los costes fijos de un equipo interno permanente.
Este modelo combina lo mejor del método tradicional —la calidad profesional y la experiencia de especialistas— con la agilidad y la trazabilidad que hoy demandan los equipos de marketing.
Comparativa práctica: método tradicional vs. Storimake
Si comparamos ambos enfoques en tres variables clave, las diferencias quedan claras:
- Tiempos: en el método tradicional, un proyecto estándar puede tardar de 2 a 3 semanas en completarse. Con Storimake, ese mismo contenido puede estar listo en un máximo de 72 horas.
- Costes: el modelo tradicional incluye costes adicionales de gestión y coordinación. Storimake apuesta por un esquema más transparente y flexible, donde se paga únicamente por lo que se produce.
- Control: mientras que en el método tradicional la visibilidad es limitada, en Storimake todo se gestiona y supervisa desde la plataforma, con trazabilidad en cada fase.
Un ejemplo claro es el de empresas como GO fit, que necesitaban generar contenidos frecuentes para redes sociales. Con un modelo tradicional, los plazos de entrega eran demasiado largos para mantener la dinámica de sus campañas. Al trabajar con Storimake, pudieron disponer de piezas listas en pocos días, con control total sobre las versiones y mayor visibilidad del presupuesto.
Cuándo elegir cada modelo
El método tradicional sigue teniendo sentido en determinados casos. Para producciones muy específicas, campañas puntuales o proyectos que no requieren gran volumen ni rapidez, trabajar con agencias de marketing tradicionales o productoras puede ser suficiente.
Sin embargo, cuando una empresa necesita escalar su estrategia, producir de forma constante o reaccionar rápido a tendencias, Storimake se presenta como la opción más adecuada. Su modelo modular permite aumentar la capacidad de producción sin inflar equipos internos ni asumir los plazos más largos del sistema clásico.
Conclusión
El método tradicional de producción de contenidos ha sido la base del sector durante años. Ofrece calidad, experiencia y un proceso claro, pero también acarrea tiempos más largos, costes elevados y menor visibilidad en los proyectos.
Storimake representa una evolución de ese modelo, adaptada al ritmo actual del marketing: entregas rápidas, centralización digital y equipos modulares bajo demanda. La decisión no siempre es blanco o negro, pero la comparativa deja claro que Storimake aporta mayor flexibilidad y control, lo que se traduce en eficiencia y escalabilidad.
Si quieres explorar una alternativa más ágil al método tradicional y comprobar cómo transformar tu producción de contenidos, agenda una demo con Storimake y da el siguiente paso en la forma de gestionar tus campañas.
 
            
                 
                